jueves, 6 de diciembre de 2007

Señor Jesús, quiero ser distinto, quiero ser un buen cristiano, quiero amarte sobre todas las cosas, quiero enamorarme de ti y no pensar en otra cosa que en ti, quiero que seas lo primero y lo principal en mi vida, quiero que lo seas todo, quiero beber los vientos por ti y desesperar por ti, y buscar tu compañía y tu plenitud en todo momento, quiero hacer locuras por ti, quiero amar a mi prójimo como Cristo nos amó a nosotros por amor a ti, quiero ser humilde y limpio de corazón como tu madre María, quiero ser manso y humilde de corazón como Tú, Jesús, pero lo quiero para agradarte a ti, quiero hacer tu Voluntad sólo por agradarte, quiero llegar a estremecer tu corazón con mi amor, quiero tocarte en lo más profundo de tu corazón, quiero hacerte feliz, quiero aliviar el dolor de tus llagas en la medida de lo posible, quiero estar contigo para siempre, quiero ser pobre, pero quiero donarlo todo por ti. Te lo suplico todo ello Padre en el Santo Nombre de Jesús: Por lo que Tú me has amado, por haberme creado de la nada, por habérbelo dado todo, por haber derramado hasta tu última gota de tu Santísima Sangre por mi Salvación, por haber padecido la cruz y haber soportado torturas y dolores sólo por darme la vida, porque te hiciste hombre y te humillaste sin necesidad, porque instituiste tu Iglesia que tanta luz trae al mundo, porque nos diste tu Reino y nos permites participar en Él, porque eres bueno, infinitamente bueno, absolutamente bueno y no hay mayor bondad que Tú en el Universo, porque todo el amor que he recibido a través de mis seres queridos venía de ti, porque eres Misericordioso, porque Tú eres el principio del Amor y de ti viene todo el Amor que hay en el mundo, porque Tú mereces la pena, porque me has ayudado siempre y nunca me has dejado colgado, porque me conoces desde que era un bebé y me has querido más que mis propios padres y que mi abuela Paquita, porque tu creación es maravillosa, el cielo, el aire, las estrellas, los pájaros, los árboles (especialmente los grandes), y todo lo demás, porque eres Santo, tres veces Santo, porque al Enemigo no le permites que me machaque, porque perdonas mis pecados, porque estás conmigo siempre y nunca me abandonas, porque no puedes dejar de amar ya que es contrario a tu naturaleza, porque traes la paz a mi corazón, porque sin ti nada merece la pena por todo lo que significas que no se puede expresar con Palabras, en definitiva porque eres Tú Señor y lo eres todo. A pesar de todas las veces que te he fallado, a pesar de todo el dolor que te he causado al clavarte en esa cruz con mis pecados terribles, yo no cambiaría un instante del tiempo que he estado contigo, sólo desearía no haberte ofendido hasta el extremo de caer en el pozo donde he caído. Si Tú incluso amas a Satanás a pesar de que no le puedes perdonar... Yo quiero amarte sobre todas las cosas, con todas mis fuerzas, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi ser, con todo lo que soy, y deseo estar contigo para siempre en el Cielo, pero si me condeno y voy al infierno o si voy al purgatorio o a donde sea, yo no quiero dejar de amarte por nada del mundo y quiero alabarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todo mi ser, a pesar de mi pecado quiero ser tuyo. Quiero estar en tu bando. Quiero trabajar para ti, por amor a ti y no por soberbia, quiero acercarme a ti, quiero buscarte en todo momento. No sé cuanto tiempo me tienes reservado en esta vida pero no quiero irme de aquí con las manos vacias Dios mío: ayudame a cambiar, por favor, cambiame, Tú lo puedes todo, eres el todopoderoso, cambiame y hazme tuyo: moldeame, transformame, convierteme, arranca mi rebeldía de mi corazón y hame dócil a Tú Voluntad, no permitas, Jesús, que esta sea una oración más, que esto sean más que Palabras, Dios yo quiero orar con mi vida y que mi vida te sea agradable, ten Misericordia de mí.

lunes, 26 de noviembre de 2007

EL PEREGRINO RUSO




Dedicado a Nerya

CAPÍTULO I

"...Por gracia de Dios soy cristiano; por mis acciones, un gran pecador, y por mi oficio un humilde peregrino sin domicilio, perpetuamente errante. Mis bienes son una alforja sobre la espalda con un poco de pan seco y una Biblia que llevo en mi sayal junto al pecho. Eso es todo..."

[...]

"Se leía la 1ª Epistola de S. Pablo a los Tesalonicenses, donde dice entre otras cosas: Orad sin interrupción (1 Ts 5,17). Este versículo se imprimió en mi memoria y me puse a pensar cómo es posible rezar sin interrupción, ya que el hombre tiene que ocuparse de tantas cosas para ganarse la vida. Consulté la Biblia y leí con mis propios ojos las palabras que había oído, es decir, que siempre, en todo tiempo, en todo lugar debemos orar levantando las manos (Ef 6, 18; 1 Tm 2, 8). Reflexioné mucho más no pude convencerme.

¿Qué debo hacer?, me preguntaba, ¿Dónde encontraré quien me lo explique?Visitaré todas aquellas iglesias que cuentan con famosos predicadores; quizá oiré algo que pueda iluminarme. Y así lo hice. Escuché varios sermones, excelentes, sobre la oración; qué es la oración, cuán necesaria nos es, cuáles son sus frutos...; pero ninguno enseñaba cómo es posible orar incesantemente. Escuché un sermón sobre la oración continua e ininterrumpida, pero sin señalar los medios para llegar a ella. No obteniendo lo que deseaba, dejé de asistir a los sermones públicos. Elegí otro camino: encontrar, con la ayuda de Dios, un hombre experimentado y sabio que pudiera enseñarme personalmente aquello que tan violentamente atraía mi alma.

Erré largo tiempo por múltiples veredas; leía mi Biblia y preguntaba por todas partes si no existiría en los contornos un director sabio y piadoso.

Un día me dijeron: en una casa de campo de su propiedad, vive un señor que busca desde hace mucho tiempo la salvación de su alma. [...]
Me encaminé allá sin dudarlo un momento y encontré al propietario.
-¿Qué quieres de mí? me preguntó
-He oído decir que conocéis muchas cosas y que teméis al Señor. En nombre de Dios os suplico me expliquéis qué quiere decir el Apóstol con estas palabras: Orad sin interrupción ¿Cómo es posible orar sin interrupción? Deseo ardientemente saberlo, pero no consigo entenderlo.
Me miró largo rato en silencio; luego dijo: Una oración continua es vuelo libre del espíritu humano hacia Dios. Para progresaren este divino ejercicio debemos pedir a Dios nos ilumine. Reza mucho y con fervor; la oración misma te enseñará como puede ser realizada sin interrupción. Pero se necesita tiempo.
[...]
Yo continué mi camino, siempre pensando en sus palabras pero sin lograr penetrar su sentido.
[...]
[Ahora se encuentra con un Abad]
-[...] pero desearía que me contestaseis a esta pregunta: ¿cómo podré yo salvar mi alma?
- ¿Salvar tu alma? Reza tus oraciones, ora al Señor y serás salvo.
- Pero yo he oído que debemos orar incesantemente, y no comprendo cómo sea posible [...]
- Querido hermano, no sé cómo explicartelo... ¡Ah! He aquí un librito que lo explica- [...]-Lee aquí.
Decía <Orad incesantemente, deben entenderse así: "debemos orar continuamente en nuestro espíritu">>
- Pero decidme: ¿Cómo puede nuestro espíritu estar siempre en la presencia de Dios, no distraerse nunca y orar constantemente?
- Cierto, es muy difícil. No puede hacerlo sino el hombre ayudado por Dios.
No me dijo más
[...]
Mi ignorancia me oprimía y para consolarme leía y releía la Sagrada Escritura.
[...]
[Se encuentra con un anciano con porte de eclesiástico]

Así fui adelante por el camino real, hasta que una tarde encontré a un anciano que tenía traza de ser un religioso.
A mi pregunta, respondió que era monje y que la soledad en que vivía con algunos hermanos estaba a diez verstas del camino, y me invitó a detenerme con ellos.
-En nuestra casa -me dijo- se recibe a los peregrinos, se los cuida y se les da de comer en la hospedería.
Yo no tenía ningún deseo de ir allí, y le dije:
-Mi descanso no depende del hospedaje, sino de una enseñanza espiritual; no busco comida, pues llevo mucho pan seco en mi alforja.
-¿Qué clase de enseñanza es la que buscas y qué es lo que quieres comprender mejor? Ven, ven a nuestra casa, querido hermano; en ella tenemos startsi experimentados que pueden darte una dirección espiritual y ponerte en el camino verdadero que lleva a la luz de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de los Padres.
-Mirad, Padre, hace alrededor de un año que, estando en un oficio, oí este mandamiento del Apóstol: Orad sin cesar. No sabiendo cómo interpretar estas palabras, me puse a leer la Biblia, y también en ella, y en múltiples pasajes, he encontrado el mandamiento de Dios: hay que orar sin cesar, siempre, en toda ocasión, en todo lugar, no sólo durante las ocupaciones del día, no sólo en estado de vigilia, sino también durante el sueño: Yo duermo, pero mi corazón vela Cant. V, 2 . Esto me admiró sobremanera y no puedo comprender cómo es posible cumplir tal cosa ni cuáles son los medios de conseguirlo; un gran deseo y una gran curiosidad se despertaron en mí: ni de día ni de noche se han apartado estas palabras de mi espíritu. Me puse también a visitar las iglesias y a oír sermones sobre la oración, pero en vano: nunca he podido saber cómo orar sin cesar; hablaban siempre en ellos de la preparación a la oración o de sus frutos, sin enseñar cómo orar sin cesar, ni qué significa tal oración. A menudo he leído la Biblia y en ella he vuelto a encontrar lo mismo que había oído; pero no he podido comprender lo que tanto ansío. Así que durante todo este tiempo ando lleno de incertidumbre e inquietud. El starets hizo la señal de la cruz y tomó la palabra:

-Da gracias a Dios, hermano muy amado, por haberte Él revelado esa invencible atracción que existe en ti hacia la oración interior continua. Reconoce en eso el llamamiento de Dios y tranquilízate pensando que así ha sido debidamente probado el acuerdo de tu voluntad con la palabra divina; te ha sido dado comprender que no es ni la sabiduría de este mundo ni un vano deseo de conocimiento lo que conduce a la luz celestial -la continua oración interior-, sino al contrario, la pobreza de espíritu y la experiencia activa en la simplicidad del corazón.
Por eso no es de maravillar que no hayas oído ninguna cosa profunda acerca del acto de orar y que nada hayas podido aprender acerca del modo de llegar a esta perpetua actividad. En verdad, se predica mucho acerca de la oración y sobre esta materia existen no pocas obras recientes, pero todos los juicios de sus autores están fundados en la especulación intelectual, en los conceptos de la razón natural, y no en la experiencia que resulta de la acción; hablan más de lo que a la oración es accesorio que de la esencia de la oración. El uno explica muy bien por qué hay que orar; el otro trata de los efectos bienhechores de la oración; un tercero, de las condiciones necesarias para orar bien, es decir, del celo, de la atención, del fervor del corazón, de la pureza de la mente, de la humildad, del arrepentimiento que hay que tener para ponerse a orar. Pero qué es la oración y cómo se aprende a orar, cosas tan esenciales y fundamentales en la oración, muy poco lo tratan los predicadores de nuestro tiempo; porque son más difíciles que todas sus explicaciones y exigen no un saber escolar, sino un conocimiento místico. Y lo que es más triste aún, esta elemental y vana sabiduría conduce a medir a Dios con una medida humana. Muchos cometen un gran error al pensar que los medios preparatorios y las buenas acciones engendran la oración, cuando la verdad es que la oración es la fuente de las obras y de las virtudes. Gran yerro cometen al tomar los frutos y las consecuencias de la oración como medios de llegar a ella, disminuyendo así su fuerza. Es este un punto de vista completamente opuesto a la Escritura, pues el Apóstol San Pablo habla así de la oración: Ruego, pues, ante todo, que se hagan oraciones

Así el Apóstol pone la oración por encima de todo lo demás. Muchas buenas obras se piden al cristiano, pero la obra de la oración está sobre todas las demás, porque nada es posible hacer si ella falta. Sin la oración frecuente no es posible dar con el camino que conduce al Señor, ni conocer la Verdad, ni ser iluminados en el corazón por la luz de Cristo, ni unirse a él en la salvación. Digo frecuente, porque la perfección y la corrección de nuestra oración no depende de nosotros, como asimismo lo dice el Apóstol Pablo: Nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene 12. Sólo su frecuencia ha sido puesta en nuestras manos, como medio de alcanzar la pureza de oración que es la madre de todo bien espiritual. Hazte con la madre y tendrás descendencia, dice San Isaac el Sirio 13, queriéndonos dar a entender que primero hay que adquirir la oración para luego poner en práctica todas las virtudes. Pero conocen mal estas cuestiones y hablan poco de ellas quienes no están familiarizados con la práctica y las enseñanzas de los Padres.
Conversando de esta suerte, habíamos llegado, sin darnos cuenta a la soledad. Para no separarme de este sabio anciano y satisfacer cuanto antes mis deseos, me apresuré a preguntarle:
-Os ruego, venerable Padre, que me expliquéis qué es la oración interior y continua y cómo podría yo aprenderla; pues veo que de ella tenéis muy profunda y segura experiencia.
El starets escuchó mi petición con bondad y me llevó a su cuarto:
-Ven conmigo y te daré un libro de los Padres que te permitirá comprender claramente en qué consiste la oración y aprenderla con la gracia de Dios.
Entramos en su celda y el starets me dijo las siguientes palabras:
-La oración de Jesús interior y constante es la invocación continua e ininterrumpida del nombre de Jesús con los labios, el corazón y la inteligencia, en el sentimiento de su presencia, en todo lugar y en todo tiempo, aun durante el sueño. Esa oración se expresa por estas palabras: ¡Señor Jesucristo, tened piedad de mí! 14 Todo el que se acostumbra a esta invocación siente muy grande consolación y necesidad de decir siempre esta oración; al cabo de algún tiempo, no puede ya pasar sin ella y se le hace como su misma sangre y carne. ¿Comprendes ahora qué es la oración continua?
-Lo comprendo perfectamente, Padre mío. En el nombre de Dios, enseñadme ahora cómo llegar a ella -le supliqué lleno de gozo.
-Cómo se aprende la oración, lo veremos en este libro que se llama Filocalía 15. En él está contenida la ciencia completa y detallada de la oración interior continua, expuesta por veinticinco Padres. Es tan útil y perfecto, que se le considera como la guía esencial de la vida contemplativa, y, como dice el bienaventurado Nicéforo 16, «conduce a la salvación sin trabajo ni dolor».
-¿Entonces, es más alto que la santa Biblia? -le pregunté.
-No, ni es más alto ni más santo que la santa Biblia, pero contiene las luminosas explicaciones de todo lo que hay de misterioso en la Biblia en razón de la debilidad de nuestro espíritu, cuya vista no alcanza a tales alturas. Te lo haré ver con una imagen: el sol es un astro majestuoso, brillante y muy excelso, al que no es posible mirar de frente. Para contemplar a este rey de los astros y soportar sus encendidos rayos, hay que echar mano de un vidrio ahumado, infinitamente más pequeño y más oscuro que el sol. Pues bien, la Escritura es este sol resplandeciente y la Filocalía es el cristal ahumado. Escucha ahora, que quiero leerte cómo se ejercita la oración interior continua.
Abrió el starets la Filocalía, eligió un pasaje de San Simeón el Nuevo Teólogo 17 y comenzó: «Permanece sentado en el silencio y la soledad, inclina la cabeza y cierra los ojos; respira suavemente, mira por la imaginación en el interior de tu corazón, recoge tu inteligencia, es decir tu pensamiento, de tu cabeza a tu corazón. Di, al ritmo de la respiración: "Señor Jesucristo, ten piedad de mí", en voz baja, o simplemente en espíritu. Esfuérzate en echar fuera todos los demás pensamientos, sé paciente y repite a menudo este ejercicio.»
Después el starets me explicó todo esto con ejemplos, y aún leímos en la Filocalía las palabras de San Gregorio el Sinaíta 18 y de los bienaventurados Calixto e Ignacio 19. Todo lo que íbamos leyendo, el starets me lo iba explicando a su manera. Yo escuchaba con atención y gran embeleso y me esforzaba por fijar todas sus palabras en la memoria con la mayor exactitud. Así pasamos toda la noche y fuimos a Maitines sin haber dormido nada.
El starets, al despedirme, me bendijo y me dijo que volviera a su celda durante mi estudio de la oración, para confesarme con franqueza y sencillez de corazón, porque es cosa vana dedicarse sin guía a la vida espiritual.
En la iglesia sentí en mi interior un ardiente celo que me inclinaba a estudiar cuidadosamente la oración interior continua, y pedí a Dios que me quisiera ayudar. Después pensé que me sería difícil ir a ver al starets para confesarme o pedirle consejo; en la hospedería nadie puede permanecer más de tres días, y junto a la soledad no hay lugar donde alojarse… Por suerte, pude enterarme de que a cuatro verstas había una aldea. Me encaminé a ella a fin de encontrar posada, y por suerte Dios me favoreció. Allí pude colocarme como guardián en casa de un campesino, a condición de pasar el verano, solo, en una pequeña cabaña que había en un rincón de la huerta. Gracias a Dios, había dado con un lugar tranquilo. De esta manera me puse a estudiar la oración interior según los medios indicados, yendo a menudo a visitar al starets.
Durante una semana, en la soledad de mi jardín me ejercité en el estudio de la oración interior, siguiendo exactamente los consejos de mi maestro. Al principio, todo parecía ir muy bien. Más tarde, sentí gran pesadez, pereza, tedio, un sueño que no podía vencer, y los pensamientos cayeron sobre mí como las nubes. Busqué al starets lleno de tristeza y le manifesté mi estado. Me recibió con bondad y me dijo:
-Hermano muy amado, todo cuanto te sucede no es sino la guerra que te declara el mundo oscuro, porque no hay cosa que tema tanto como la oración del corazón. Por eso trata de entorpecerte y de hacer que aborrezcas la oración. Mas el enemigo sólo obra según la voluntad y el permiso de Dios, y en la medida en que esto nos es necesario. Sin duda es imprescindible que tu humildad sea sometida a prueba; es demasiado pronto para llegar, con un celo excesivo, hasta las puertas del corazón, pues correrías el riesgo de caer en la avaricia espiritual. Voy a leerte lo que dice la Filocalía a este propósito. -Buscó el starets en las enseñanzas del monje Nicéforo y leyó: «Si, no obstante tus esfuerzos, hermano mío, no te es posible entrar en la región del corazón, como te lo tengo recomendado, haz lo que te digo y con la ayuda de Dios hallarás lo que andas buscando. Tú sabes bien que la razón de todo hombre está en su pecho… Quítale, pues, a esta razón todo pensamiento (esto puedes hacerlo si quieres) y pon en su lugar el "Señor Jesucristo, ten piedad de mí". Esfuérzate en reemplazar por esta invocación interior cualquier otro pensamiento, y a la larga ella te abrirá la entrada del corazón, como lo enseña la experiencia» 20.
-Ya ves lo que enseñan los Padres en tal caso -me dijo el starets-. Por eso tú debes aceptar este mandamiento con confianza y repetir cuanto te sea posible la oración de Jesús. Aquí tienes un rosario con el que podrás hacer, para comenzar, tres mil oraciones al día. De pie, sentado, acostado o caminando, repite sin cesar: «¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!», suavemente y sin precipitación. Y recita exactamente tres mil oraciones al día sin añadir ni quitar una sola. Por este camino llegarás a la actividad continua del corazón.
Recibí estas palabras con gran júbilo, y dejando al starets volví a casa, y me puse a hacer exacta y fielmente lo que me había enseñado. Los dos primeros días tuve alguna dificultad, pero luego lo encontré tan fácil que cuando no decía mi oración sentía gran necesidad de rezarla, y me resultaba fácil y suave, sin la dificultad del principio. Conté esto al starets, y éste me ordenó rezarla seis mil veces al día y me dijo:
-Sigue tranquilo y esfuérzate por atenerte con toda fidelidad al número de oraciones que te he prescrito: Dios se compadecerá de ti.
Durante toda una semana, permanecí en mi solitaria cabaña recitando cada día mis seis mil oraciones sin ocuparme de cosa alguna y sin tener que luchar contra los pensamientos; únicamente pensé en cumplir el mandato del starets. ¿Y qué sucedió? Me acostumbré tan bien a la oración que, si me detenía un solo instante, sentía un vacío como si hubiera perdido alguna cosa; y en cuanto volvía a mi oración, sentíame de nuevo aliviado y feliz. Al encontrar a alguna persona, no sentía ninguna gana de hablar, y sólo deseaba estar en la soledad y recitar mis oraciones; tanto me había acostumbrado a ellas en una sola semana.
El starets, que no me había visto desde hacía diez días, vino para saber qué me sucedía, y yo se lo expliqué. Después de haberme escuchado, me dijo:
-Ya estás acostumbrado a la oración. Mira: ahora has de conservar esta costumbre y fortalecerte en ella. No pierdas el tiempo, y con la ayuda de Dios hazte el propósito de recitar doce mil oraciones al día; sigue en la soledad, levántate un poco más temprano, acuéstate un poco más tarde y ven a verme dos veces al mes.
Me sometí en todo a las órdenes del starets y, el primer día, apenas si me fue posible recitar mis doce mil oraciones, que acabé ya de noche. Al día siguiente, lo hice con más facilidad y hasta con gusto. Al principio sentí fatiga, una especie de endurecimiento de la lengua y cierta rigidez en las mandíbulas, pero nada desagradable; luego noté una ligera molestia en el paladar, después en el pulgar de la mano izquierda que pasaba el rosario, mientras que el brazo se me calentaba hasta el codo, lo que me producía una deliciosa sensación. Y todo esto no hacía sino incitarme a recitar mejor mi oración. De esta manera, durante cinco días, terminé con toda fidelidad mis doce mil oraciones, y al mismo tiempo que la costumbre, iba recibiendo el placer y el gusto de la oración.
Una mañana temprano, fui como despertado por la oración. Comencé a decir mis preces de la mañana, pero mi lengua encontraba dificultad en hacerlo y ya no deseaba sino rezar la oración de Jesús. Comencé a hacerlo así y me sentí lleno de dicha y mis labios se movían solos y sin esfuerzo alguno. Pasé todo el día en gran gozo. Estaba como abstraído de todo y me sentía en otro mundo, dando fin a mis doce mil oraciones antes de que terminase el día. Con mucho gusto hubiera querido continuar, pero no me atreví a ir más allá del número indicado por el starets. Los días siguientes continué invocando el nombre de Jesucristo con facilidad y sin cansarme jamás.
Fui a ver al starets y le conté todo esto con detalle. Cuando hube terminado me dijo:
-Dios te ha dado el deseo de orar y la posibilidad de hacerlo sin dificultad. Esto es un efecto natural, producto del ejercicio y de la constante aplicación, lo mismo que una máquina cuyo volante soltamos poco a poco, que luego ya continúa moviéndose por sí misma; ahora bien, para que continúe moviéndose hay que engrasarla y darle a intervalos un nuevo impulso. Ahora ves qué maravillosas facultades ha dado Dios, amigo de los hombres, a nuestra naturaleza sensible; y te has dado cuenta de las extraordinarias sensaciones que pueden nacer aun en el alma pecadora, en la naturaleza impura a la que la gracia no ilumina todavía. Mas ¡qué grado de perfección, de gozo y de encanto alcanza el hombre cuando el Señor quiere revelarle la oración espiritual espontánea y purificar su alma de las pasiones! Es ese un estado indescriptible y la revelación de este misterio es un goce anticipado de las dulzuras del cielo. Y es el don que reciben aquellos que buscan al Señor en la simplicidad de un corazón que desborda de amor. En adelante te permito rezar cuantas oraciones quieras; procura consagrar todo el tiempo del día a la oración e invoca el nombre de Jesús sin preocuparte de otra cosa, entregándote humildemente a la voluntad de Dios y esperando su ayuda. Él no te abandonará y dirigirá tu camino.
Obedeciendo a esta regla, pasé todo el verano repitiendo sin cesar la oración de Jesús, y sentí una gran tranquilidad. Mientras dormía, soñaba a veces que estaba rezando la oración. Y durante el día, cuando me ocurría encontrarme algunas personas, me parecían tan amables como si hubieran sido de mi familia. Los pensamientos se habían calmado y sólo vivía en oración; comencé ya a inclinar mi espíritu a escucharla, y a veces mi corazón sentía como un gran ardor y una gran alegría. Cuando entraba en la iglesia, el largo servicio de la soledad me parecía corto y no me cansaba como antes. Mi solitaria cabaña me parecía un espléndido palacio y no sabía cómo dar gracias a Dios por haberme mandado a mí, pobre pecador, un starets de cuyas enseñanzas obtenía tanto bien.
Pero no gocé mucho tiempo de la dirección de mi bienamado y sabio starets, pues murió al final del verano. Le dije adiós con lágrimas en los ojos y, al darle gracias por sus paternales enseñanzas, le supliqué que me dejase como una bendición el rosario con el que él rezaba cada día. Luego quedé solo. Pasado el verano, se recogieron los frutos del huerto y yo ya no tuve donde vivir. El campesino me dio por salario dos rublos de plata, llenó mi alforja de pan para el camino, y yo continué mi vida errante. Pero ya no estaba en la indigencia, como antes; la invocación del nombre de Jesucristo me alegraba a todo lo largo del camino y todo el mundo me trataba con bondad; parecía como si todos se hubieran propuesto quererme.
Un día me pregunté qué debería hacer con los rublos que me había dado el campesino. ¿Para qué podrían servirme? ¡Ah sí! Ya no tengo al starets ni a nadie que me guíe; voy a comprar una Filocalía y en ella aprenderé la oración interior. Llegué a una ciudad cabeza de partido y me puse a buscar por las tiendas una Filocalía. Encontré una, pero el librero pedía por ella tres rublos y yo sólo tenía dos; en vano intenté convencerle para que me la dejase por dos, pues no me escuchó; pero al fin me dijo:
-Vete a ver en esa iglesia y pregunta por el sacristán; él tiene un libro viejo como este, y acaso te lo dé por tus dos rublos.
Me fui a la iglesia y, en efecto, compré por dos rublos una Filocalía muy vieja y deteriorada; mi alegría fue muy grande. La remendé lo mejor que pude con un trozo de tela y la puse en mi alforja, con la Biblia.
Así voy ahora, pues, recitando sin cesar la oración de Jesús, que me resulta más querida y más dulce que todas las cosas del mundo. A veces hago más de sesenta verstas en un día y no me doy cuenta de que camino; sólo siento que voy diciendo la oración. Cuando sopla un viento frío y violento, rezo la oración con más atención y en seguida entro en calor. Si el hambre es demasiada, invoco más a menudo el nombre de Jesucristo y no me acuerdo de haber tenido hambre. Si me siento enfermo y mi espalda o mis piernas comienzan a dolerme, me concentro en la oración y dejo de sentir el dolor. Cuando alguien me ofende, pienso tan sólo en la bienhechora oración de Jesús, y muy pronto desaparecen la ira o la pena y me olvido de todo. Mi espíritu se ha vuelto muy sencillo. Nada me preocupa, nada me da cuidado, nada exterior me distrae y quisiera estar siempre en la soledad; estoy habituado a no sentir sino una sola necesidad: rezar incesantemente la oración, y cuando lo hago así, una gran alegría invade todo mi ser. Dios sabe lo que sucede en mí. Naturalmente, no son éstas sino impresiones sensibles o, como decía el starets, el efecto de la naturaleza y de una costumbre adquirida; pero todavía no me atrevo a ponerme al estudio de la oración espiritual en el interior del corazón; soy muy indigno de ello y muy ignorante. Espero la hora de Dios, confiando en las oraciones de mi difunto starets. De modo que todavía no he llegado a la oración espiritual del corazón, espontánea 21 y continua; pero, gracias a Dios, ahora comprendo ya claramente el significado de las palabras del Apóstol que un día escuché en la iglesia: Orad sin cesar 22.

lunes, 29 de octubre de 2007

sábado, 13 de octubre de 2007

AL ARCÁNGEL SAN MIGUEL (versión II)

Campeón inexorable
que derriba las maldades
y convierte corazónes
poderoso en sus acciones
e imponente en sus bondades.

Señor de la castidad
que porta la caridad
y refuerza voluntades,
ennoblece las verdades
y guarda la santidad.

Caballero de los cielos
llegan tan altos sus vuelos
que se abaja hasta los pobres
y es su espíritu tan noble
que Satán le tiene celos.

Con su sonrisa de cobre
ante el Dios que se hizo hombre
se postró con humildad
proclamó su santo nombre
y aceptó su Voluntad.

Cuando el Rebelde se alzó
y con soberbia cayó
con un tercio de los ángeles
que, sin alas y con sangre,
hallaron la perdición,

a defender el honor
manchado de su Señor
salió con brazo de hierro
y hubo un combate tan fiero
que la tierra retembló.

INCONCLUSO.

lunes, 1 de octubre de 2007

Thinking Blogger Award...

Me han concedido un thinking blogger award y yo tengo que designar cinco personas para que a su ver reciban este premio...

Les recuerdo a los ganadores que a su vez han de designar a cinco blogs a los que conceder el premio

1.- El jardín de flores raras.
2.- Puedes ser libre.
3.-La noche oscura.
4.-Jorge y la música
5.-Historias de Alemania

sábado, 29 de septiembre de 2007

Por supuesto, todas estas fotos son pura pose... Sacamos las espadas para hacernos las fotos nada más. Luego las guardamos en el coche, y practicamos con espadas de madera...





viernes, 28 de septiembre de 2007



Para mi primo Jorge, autor del video: artista, músico, ingeniero informático.

¡Me voy a Toledo!


Estoy en casa de mi abuelo en Toledo.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Borges. El disco (de "El libro de la arena").


Soy leñador. El nombre no importa. La choza en que nací y en la que pronto habré de morir queda al borde del bosque. Del bosque dicen que se alarga hasta el mar que rodea toda la tierra y por el que andan casa de madera iguales a la mía. No sé; nunca lo he visto. Tampoco he visto el otro lado del bosque. Mi hermano mayor, cuando éramos chicos, me hizo jurar que entre los dos talaríamos todo el bosque hasta que no quedara un solo árbol. Mi hermano ha muerto y ahora es otra cosa la que busco y seguiré buscando. Hacia el poniente corre un riacho en el que sé pescar con la mano. En el bosque hay lobos, pero los lobos no me arrendan y mi hacha nunca me fue infiel. No he llevado la cuenta de mis años. Sé que son muchos. Mis ojos ya no ven. En la aldea, a la que ya no voy porque me perdería, tengo fama de avaro ¿pero qué puede haber juntado un leñador del bosque?Cierro la puerta de mi casa con una piedra para que la nieve no entre. Una tarde oí pasos trabajosos y luego un golpe. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto y viejo, envuelto en una manta raída. Le cruzaba la cara una cicatriz. Los años parecían haberle dado más autoridad que flaqueza, pero noté que le costaba andar sin apoyo del bastón. Cambiamos unas palabras que no recuerdo. Al fin dijo:
-No tengo hogar y duermo donde puedo. He recorrido toda Sajonia.
Esas palabras convenían a su vejez. Mi padre siempre hablaba de Sajonia; ahora la gente dice Inglaterra.Yo tenía pan y pescado. No hablamos durante la comida. Empezó a llover. Con unos cueros le armé una yacija en el suelo de tierra, donde murió mi hermano. Al llegar la noche dormimos.Clareaba el día cuando salimos de casa. La lluvia había cesado y la tierra estaba cubierta de nieve nueva. Se le cayó el bastón y me ordenó que lo levantara.
-¿Por qué he de obedecerte? -le dije.
-Porque soy un rey -contestó.
Lo creí loco. Recogí el bastón y se lo di.Habló con una voz distinta.
-Soy rey de los Secgens. Muchas veces los llevé a la victoria en la dura batalla, pero en la hora del destino perdí mi reino. Mi nombre es Isern y soy de la estirpe de Odín.
-Yo no venero a Odín -le contesté-. Yo venero a Cristo.
Como si no me oyera continuó:
-Ando por los caminos del destierro pero aún soy el rey porque tengo el disco. ¿Quieres verlo?Abrió la palma de la mano que era huesuda. No había nada en la mano. Estaba vacía. Fue sólo entonces que advertí que siempre la había tenido cerrada.Dijo, mirándome con fijeza:
-Puedes tocarlo.


Ya con algún recelo puse la punta de los dedos sobre la palma. Sentí una cosa fría y vi un brillo. La mano se cerró bruscamente. No dije nada. El otro continuó con paciencia como si hablara con un niño:
-Es el disco de Odín. Tiene un solo lado. En la tierra no hay otra cosa que tenga un solo lado. Mientras esté en mi mano seré el rey.
-¿Es de oro? -le dije.
-No sé. Es el disco de Odín y tiene un solo lado.
Entonces yo sentí la codicia de poseer el disco. Si fuera mío, lo podría vender por una barra de oro y sería un rey.Le dije al vagabundo que que oún odio:
-En la choza tengo escondido un cofre de monedas. Son de oro y brillan como el hacha. Si me das el disco de Odín, yo te doy el cofre.Dijo tercamente:
-No quiero.
-Entonces -dije- puedes proseguir tu camino.
Me dio la espalda. Un hachazo en la nuca sobró para que vacilara y cayera, pero al caer abrió la mano y en el aire vi el brillo. Marqué bien el lugar con el hacha y arrastré el muerto hasta el arroyoque estaba muy crecido.Ahí lo tiré.Al volver a mi casa busqué el disco. No lo encontré. Hace años que sigo buscando.

Borges. A un poeta sajón



Tú cuya carne, hoy dispersión y polvo,
Pesó como la nuestra sobre la tierra,
Tú cuyos ojos vieron el sol, esa famosa estrella,
Tú que viniste no en el rígido ayer
Sino en el incesante presente,
En el último punto y ápice vertiginoso del tiempo,
Tú que en tu monasterio fuiste llamado
Por la antigua voz de la épica,
Tú que tejiste las palabras,
Tú que cantaste la victoria de Brunanburh
Y no la atribuiste al Señor Sino a la espada de tu rey,
Tú que con júbilo feroz cantaste,
La humillación del viking,
El festín del cuervo y del águila,
Tú que en la oda militar congregaste
Las rituales metáforas de la estirpe,
Tú que en un tiempo sin historia
Viste en el ahora el ayer
Y en el sudor y sangre de Brunanburh
Un cristal de antiguas auroras,
Tú que tanto querías a tu Inglaterra
Y no la nombraste,
Hoy no eres otra cosa que unas palabras
Que los germanistas anotan.
Hoy no eres otra cosa que mi voz
Cuando revive tus palabras de hierro.
Pido a mis dioses o a la suma del tiempo
que mis días merezcan el olvido,
que mi nombre sea Nadie como el de Ulises,
pero que algún verso perdure
en la noche propicia a la memoria
o en las mañanas de los hombres.

martes, 25 de septiembre de 2007

En Toledo...

¡Castilla!¡Castilla!
San Pablo.


Yo con dos espadas de mano y media (modelo del s.XV pero fabricadas en el siglo XX) , si no salgo reviento.


Yo, dando leña.
Mi última visita fue hace la tira. Estas fotos son del año pasado, en verano... Ya tengo ganas de volver. Lo que extraño de mi ciudad (amigos y familia aparte) es pasear de noche por las calles...

domingo, 23 de septiembre de 2007

Ciber excursión fracasada.

TEXTO ELIMINADO POR EL AUTOR...
Buah, esto del blog empieza a ser aburrido... esperaba más comentarios...en fin, a ver que encuentro por ahí...

sábado, 22 de septiembre de 2007

AL ARCÁNGEL SAN MIGUEL




Campeón inexorable
que derriba las maldades
y convierte corazones
sencillo con sus razones
e imponente en sus bondades.

Destructor de la maldad,
humilde en la caridad,
fortalece voluntades,
ennoblece las verdades,
y guarda la santidad

Aliado de los hombres
generoso con los pobres
protege la castidad
destruye la vanidad
y Santifica el Nombre

del Santo Dios de los Cielos
y es tan alto en sus vuelos
que se abaja hasta los pobres
y cuando Dios se hizo hombre
lo adoró con humildad.

Es tanta su santidad
que los hombres lo proclaman
y con fuerza lo reclaman
para pedir protección
contra el mal y su facción.
INCONCLUSO

Arte Fractal

Taupensky de Janet Preslar. Esta imagen esta copiada de aquí.



Esta imagen está cogida de esta página









Dos galerías de arte fractal en la red que están muy bien: esta y esta.
Básicamente esto no es una geometría medieval sino una geometría contemporanea. Muy contemporánea...

Hablo de memoria porque no tengo bibliografía aquí para consultar, por lo tanto este post es inseguro y frágil. Pero la idea queda subrayada en rojo.
¿Qué es un fractal? He aquí una definición sencilla pero larga como para dejarla en el blog.
Lo interesante del tema es que un día a un matemático loco se le ocurrió repetir por un ordenador un proceso sencillo de UNA ECUACIÓN MATEMÁTICA un millón de veces y ¿qué gráfica obtuvo? El dibujo de una hoja de helecho.
La espiral pitagórica también se refleja en conchas como el nautilus, etc. Es decir, por medio de ciertas ecuaciones matemáticas se ha llegado a dibujar formas de la naturaleza.
Esta afirmación da que pensar, al menos a mi me hace pensar que Dios existe
Algunas piñas, algunas espirales, en concreto caracolas marinas, algunas hojas, las coliflores, la estructura cristalina de los copos de la nieve, la línea de la costa, etc. tienen estructuras fractales.
El arte fractal se dibuja por medio de esas ecuaciones matemáticas y mezclando colores. El resultado son la imagen 1 y 4.
Bueno mi momento de rayada ya pasó, seguimos con el blog. jeje.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Heavy Cristiano...


ESTOS DOS PRIMEROS VIDEOS ERAN DE NARNIA...
STRYPER VIENE A MADRID EN BREVE

TO HELL WITH THE DEVIL. AL INFIERNO CON EL DIABLO (CITA DEL APOCALIPSIS)



1,618...


martes, 18 de septiembre de 2007

Salmo 50-51 de David
Miserere mei, Deus: secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dēlē iniquitatem meam.
Amplius lavā me ab iniquitate mea: et peccato meo mundā me.
Quoniam iniquitatem meam ego cognōscō: et peccatum meum contra me est semper.
Tibi soli peccāvī, et malum coram te fēcī: ut justificeris in sermonibus tuis, et vincās cum judicaris.
Ecce enim in inquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifesti mihi.
Asperges me, Domine, hyssopo, et mundābor: lavābis me, et super nivem dēalbābor.
Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exsultabunt ossa humiliata.
Averte faciem tuam a peccatis meis: et omnes iniquitates meas dele.
Cor mundum crea in me, Deus: et spiritum rectum innova in visceribus meis.
Ne projicias me a facie tua: et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.
Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me.
Docebo iniquos vias tuas: et implii ad te convertentur.
Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae: et exsultabit lingua mea justitiam tuam.
Domine, labia mea aperies: et os meum annuntiabit laudem tuam.
Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique: holocaustis non delectaberis.
Sacraficium Deo spiritus contribulatus: cor contritum, et humiliatum, Deus, non despicies.
Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua Sion: ut aedificentur muri Jerusalem.
Tunc acceptabis sacrificium justitiae, oblantiones, et holocausta: tunc imponent super altare tuum virtulos.

Salmo 38, 4-11, también lo añado.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Y lo hicieron caballero sin buscarlo.

Para leer la primera parte del relato pinchad aquí.
En esta segunda parte del relato, el caballero ha derrotado a los trasgos y ha recuperado los huevos de las águilas que estos habían secuestrado y parte para enfrentarse con el dragón. Este relato tiene copyright.
***
El caballero había cumplido con su misión. Había llegado la hora de las águilas. Su compromiso era auxiliarle contra el dragón. La hembra de las águilas se colocó junto al caballero y le animó a que se montara en sus lomos; le estaba invitando a vivir una nueva aventura. El Señor del Castillo se subió sobre el águila y se agarró fuertemente a las alas sin impedirle que las pudiera desplegar para permitirle su majestuoso vuelo. ¡Ya puedes empezar – le grito el de la Ciudad del Valle- en esta ocasión estoy seguro que me sentiré mejor! El hombre dejaba que el viento le golpease en la cara, volaban a gran velocidad. Sobrevolaron todo aquel territorio hasta que, con una bajada templada y segura, el águila aterrizó en un claro del bosque que estaba rodeado de enormes piedras formado un círculo. Cuando llegaron al centro, el caballero se bajó, y, antes de volver a despegar, el águila le dijo: -Espera aquí. Vendrá a buscarte una mujer que no puede salir del bosque por una promesa que hizo. Y levantó el vuelo alejándose a toda velocidad. Como la espera se iba alargando, sacó la espada rota que guardaba en las alforjas y comenzó a hacer ejercicios con ella, para practicar: Giraba, avanzaba, fintaba, detenía y atacaba, daba tajos al aire, y movía los pies y los brazos con bastante soltura. Al escuchar una canción que le pareció melancólica y muy bella; se detuvo y trató de entender la letrilla:
En algún lugar del bosque
Hay un palacio escondido
de los antiguos señores
perdidos en el olvido.
Hace tiempo que marcharon
Hacia los mares salinos;
Los hombres los olvidaron,
Por la fuerza del destino.
Mis hermanos ya partieron,
Iban buscando su sino
En los barcos se perdieron
Por el este, en el camino
de los delfines veloces
que surcan el mar salino.
[…]
A los acordes de esa cancioncilla, apareció una mujer muy hermosa, de la raza de los elfos. Iba vestida de verde y su capa lucía el color de las hojas de las hayas del bosque. Percibió un aroma inolvidable, delicado perfume de la mujer, que ya no dejó de retener en su memoria, olía a flores del bosque, a nenúfares y a un olor peculiar, como a una mezcla de pan recién hecho, miel y leche, que el definió como olor a elfo. -¡Buenos días, Señor! El caballero le devolvió el saludo y entablaron una amable conversación, mientras la mujer se le iba acercando hasta que le cogió de la mano tirando de él. -Vayamos a mi casa; te prepararé un baño, le susurró dulcemente. Fue entonces cuando el caballero cayó en la cuenta de lo sucio que debía de estar y del mal olor que desprendía, aunque aquello era habitual en la mendicidad y en la caballería andante. El bosque era muy denso por aquella zona. Los árboles grandes desplegaban su follaje completamente nuevo en esta primavera y sobre el verde joven y limpio de las hojas, los rayos del sol jugaban en medio del canto de los pájaros. De la tierra húmeda y tibia del bosque subía un buen olor a musgo, hierbas y plantas en flor. Mientas caminaban, ella le habló de sus hermanos los elfos, de su partida y de por qué ella se quedó para guardar el palacio de sus antiguos señores y para velar la tumba de su amado, muerto en las guerras del anillo. Entraron al vetusto palacio y solo el sonido del silencio invadía aquellos espacios ricamente amueblados. Bilbo Bolsón anduvo por allí y, a su paso, rescató a los trece enanos de la prisión de los elfos. La mujer le enseñó el bañó y allí lo dejó solo para su aseo personal; se desnudó y se metió en una bañera que yacía en el centro de la habitación; nunca se había sentido mejor; después de un buen rato de disfrutar del agua templada y cristalina y de las sales aromática en ella disueltas, se vistió con las ricas ropas élficas que la mujer le entregó. Su sucia ropa había sido pasto de las llamas en el fuego de la chimenea. Antes de vestirse, cubierto por un gran lienzo, lo sentó en un sillón, le afeitó la cara, cortóle el pelo, le sirvió una opípara comida y lo dejó que durmiera a discreción hasta el día siguiente. Cuando el caballero se levantó, la mujer le acompañó al Salón de Armas, le vistió una cota de mallas de hierro en la que aparecían bordadas las enseñas del linaje; le entregó un escudo de armas y le dio una espada. Su aspecto había cambiado completamente. El caballero confió un secreto a aquella mujer: no sabía usar las armas. Entonces ella se comprometió a enseñarle los lances más básicos. En el primer ensayo, él, casi instintivamente, se colocó en guardia, atacó, defendió, fintó y en tres movimientos más desarmó a la mujer: -¿Pero no decías que no habías manejado nunca una espada?- Le preguntó sorprendida. -Nunca; es cierto. En el círculo de piedras ensayé un poco con ésta, y le señaló la espada rota. Es la primera vez que muevo una espada contra alguien. ¿Lo he hecho bien? - Peleas como los guerreros de antaño. Tus posiciones de guardia, tus amagos de golpe para herir con otro y tus fintas difieren bastante de las actuales; te lo puedo asegurar, porque he vivido lo suficiente para verlo. Además has demostrado un gran valor y destreza; luchas como un maestro. Tras un rato de silencio añadió - ¿Me dejas la espada rota?- El caballero se la tendió. Ella la tomó y la examinó con ojos de experta. -Fíjate en la factura de la cruz. Es esplendida. Observa la empuñadura: el arriaz y el pomo… fueron elaborados con una aleación de acero y plata de Moria, son sencillos, y bien proporcionados, de una pieza, sin filigranas que lo recarguen. Esta es un arma de un guerrero de antaño. Y además hay una magia en su interior, lo siento. Permíteme… Lo llevó hasta una sala magnifica y recogida; era un salón de invierno, una estancia pequeña para que la chimenea la calentase más fácilmente. El fuego estaba encendido. Puso el filo de la espada en el fuego y unas runas se dibujaron en la hoja. Ella leyó la inscripción de un lado: “Esta espada es la espada de la verdad. Fue forjada en el frío del alba, templada en el fuego y en el hielo…”. Hasta ahí se leía la inscripción. Por el otro lado estaba escrito: “Esta espada fue fraguada en los albores de la Segunda Edad para dar muerte a la serpiente en su lecho de oro… “. Nada más puede leerse porque la espada estaba rota. XXVI El caballero montaba en un magnifico corcel blanco. Vestía las armas que la dama del bosque le había regalado. Dejó el mulo de carga con las provisiones en la entrada de la Montaña Solitaria y se aventuró penetrar con su caballo por los pasadizos del enorme complejo de los enanos. . ¡Dragón!, -gritaba el caballero enfurecido- ¡Sal de tu refugio a luchar conmigo; yo, un hijo de la Ciudad del Valle, te desafía a muerte! ¡Has tiranizado a mi pueblo y mantienes retenida a la hija del gobernador de Esgaroth! ¡Tú eres el ser tenebroso que me la has secuestrado! ¡Has exigido a un pueblo, asustado, que te la entregara como tributo; de ahí arranca mi furia y mi locura y no descansaré hasta que mueras atravesado por esta espada! El pesado dragón, de color ceniciento, con cuerpo de una gran serpiente cubierta de escamas durísimas, hocico oblongo y fauces de cocodrilo, los dos pies de atrás, palmeados, y la cola, aplastada, con dos crestas laterales en la parte superior, apareció con sus alas de murciélago desplegadas y, aún aletargado, escuchaba aquellas voces como si subieran del mismísimo infierno. Su silueta daba la imagen viva del mal y la destrucción, a pesar de las riquezas que acumulaba, como Smaug, su tío. Lentamente salió de su letargo y fue abriendo sus ojos de reptil; el izquierdo aparecía destrozado; le habían clavado la hoja de una espada que se partió y en su ojo quedó aquel fragmento como un puñal. La muchacha, que estaba encadenada, también se despertó y, dando un salto, se puso en pie como si intuyera que su liberación se acercaba. Con actitud rufianesca y prepotente, rugió adormecido: ¿Quién se atreve a desafiarme, siendo como soy el legítimo heredero de Smaug? El dragón, sintiéndose inmune, aparecía cubierto de escamas negras y duras en la parte baja del pecho, como si quisiera asegurarse la inmortalidad. No caería en el mismo error de Smaug. -¡Ven aquí, guerrero, hace tiempo que te estoy esperando! -La voz tronó por el palacio de los enanos como un estampido terrible y ensordecedor. El caballero no sintió miedo. Al contrario, enfervorecido por el valor, se acercó al galope guiado por los ecos de aquel vozarrón. El sonido de los cascos del caballo reverberaba en las estancias vacías del palacio. Al fin llegó a la sala principal donde dormía el terrible monstruo sobre un fastuoso e inigualable tesoro. - ¡Quiero saber quién osa desafiarme! ¡Di tu nombre guerrero!- Entonces el dragón se fijo en la espada rota que llevaba al cinto. Y gritó -¡Tú…! - un potente escalofrío le recorrió la espalda-. ¡Tú me destrozaste el ojo izquierdo! - De las fauces del dragón empezó a salir un humo negruzco y espeso-. ¡Hace mil años que acabé contigo…! -¡Me confundes con otra persona dragón! ¡Soy un emisario del verdadero Rey y he venido a matarte! El dragón entrecerró el ojo sano y apenas balbució: - ¡Es cierto, eres otro, pero hay algo en ti, algo tan odioso…, tan parecido…! La muchacha, entre tanto, cogió un hacha de Mithril y cortó las cadenas que la tenían amarrada. Agarró un arco élfico y una aljaba con flechas que había junto al tesoro. Tensó el arco con una flecha puesta y gritó: -¡Dragón, yo también te desafió! El dragón giró bruscamente la cabeza y miró un instante a aquella esclava y ésta disparó la flecha sin dudarlo, que se clavó en el ojo sano. El monstruo violentamente se contorsionó de dolor El Caballero, aprovechando el aturdimiento del dragón, cargó con el caballo al galope y la lanza en ristre y le atravesó el costado hasta partirle el corazón. La lanza se quebró por el fuerte impacto. Era un arma de Mitrhil, de los antiguos Señores Elfos. La sangre le salía a borbotones por las herid; el dragón se revolvía y dio una dentellada tremenda guiándose por el olfato y le arrancó la cabeza al corcel. El caballero cayó al suelo rodando y se puso de pie. El dragón derramó su poderoso aliento ígneo hasta que cayó muerto. El guerrero salió milagrosamente ileso. Se quitó el yelmo y resultó ser un ser humano con una barba de días. Ella le miró a los ojos y le preguntó: -¿Cómo te llamas? Y él respondió: - Georgius, de la ciudad del Valle.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Loreena McKennitt; concierto en la Alhambra de Granada




El naufragio del Esperanza

Algunos autores lo traducen por el naufragio de la esperanza. Pero es una mala traducción: es El Esperanza, un navio que subió demasiado al norte, cerca del polo. De repente llegó una ola de frío, se heló el mar y el barco quedó atrapado en medio del hielo. El resto de la historia la podéis contemplar en el cuadro: hielo sucio en primer plano y el barco destruido y hundido. Nuestro profesor de arquitectura del paisaje nos mostró este cuadro para hablar de"lo sublime" (concepto según lo entendía el filósofo Edmun Burke). No he encontrado en internet otra fotografía mejor. Es un cuadro de K. D. Frederich, muy romántico y un poco tenebroso.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Las crónicas de Narnia.




Estoy tratando de leer en inglés las famosas "crónicas de Narnia" y digo tratando porque en cada página me salen una media de 10-20 palabras desconocidas. Gracias a los diccionarios en el ordenador es más fácil atacarlo, pero aun así aprenderse todo ese vocabulario es un mundo. De momento estoy con mi libro favorito de los siete The horse and his boy.



He aquí la descripción del Tarkaan en inglés.



"... One day there came from the south a stranger who was unlike any man that Shasta had seen before. He rode upon a strong dappled horse with flowing mane and tail, and his stirrups and bridle were inlaid with silver. The spike of a helmet projected from the middle of his silken turban and he wore a chain mail. By his side hung a curving scimitar; a round shield studded with bosses of brass hung at his back, and his right hand graspes a lance. His face was dark, but this did not surprise Shasta because all the people of Carlomen are like that; what did surprise him was the mas´s beard which was dyed crimson, and curled and gleaming with scented oil ..."


Y por último dejo el trailer de la peli del príncipe Caspian, la segunda de Narnia:





Y lo hicieron caballero sin buscarlo...




Este relato lo escribí con mi padre para un concurso de cuentos de la Sociedad Tolkien Española: El día 9 fallaban los premios y, como no he ganado nada, he decidido colgar algunos fragmentos de la historia para que me deis vuestra opinión sobre ellos. El resumen del argumento consiste en lo siguiente: dos águilas gigantes subidas en lo alto de la torre de un enorme castillo en ruinas están enfadadas porque alguien ha robado sus huevos y ha cerrado la trampilla de la torre por donde acceder al castillo. Entonces recogen a un hombre y lo suben a lo alto de la torre para que les ayude a rescatar los huevos. Gracias a la ayuda de un mago logran abrir la reja que tapona el acceso y el joven intrepido comienza su descenso al interior del castillo... Este relato tiene copyright.

Agradecimientos a Iván Alaiz y a Juan Calvo por aportar ideas al relato.

"...La enorme escalera de caracol que estaban bajando, se perdía en lo profundo de la torre levemente iluminada por unas saeteras estrechas y altas. El mago, antes de que desapareciera en el recibidor del castillo, le entregó al hombre de la ciudad del Lago una antorcha que encendió con la punta de su bastón, del cual salió una llama rojiza, alargada y suave. Entonces comenzaron a descender por un tramo tortuoso de aquellas escaleras que se enroscaban alrededor de un enorme ojo central, abierto a lo profundo de la atalaya, por el que subía un chorro de aire frío, siniestro y húmedo que hacía que la llama de la antorcha parpadeara con fuerza aunque nunca se llegara a apagar. Los cuatro avanzaban a ritmo más lento y lo más pegados posible a la pared para no perder el equilibrio.[...]Llegó a considerar que el depredador no había accedido por allí, aunque todavía no había llegado el momento de hacer comprobaciones hasta no hacerse una idea más exacta de la planta del castillo y sus secretos arquitectónicos: cámaras, recámaras, sótanos…Según iban bajando, las saeteras dejaban pasar rayos de luz natural y el mendigo agradecía la claridad del día. Poco después, las saeteras desaparecieron de la construcción; sólo la antorcha iluminaba tenuemente el camino descendente y proyectaba una sombra gigantesca sobre el sáxeo muro de la torre.[...]En una roca que formaba parte de los cimientos del castillo, encontró un hueco por el que se entraba a un túnel; entró, con la antorcha por delante, sin tomar demasiadas precauciones. Craso error. La luz de la antorcha hizo que una miríada de murciélagos que colgaban cabeza abajo se precipitaran al vacío cayendo sobre su cuerpo. La antorcha se cayó al suelo y se apagó.Cuando los aleteos y los agudos chillidos de los murciélagos dejaron de sonar y sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, vio, al fondo del túnel, un ligero resplandor. Se puso unos guantes de cetrería a modo de guanteletes metálicos, que ocultaba bajo la capa; empezó a caminar mientras con un dedo del guantelete iba dejando una marca en la pared. Nunca se podía saber a ciencia cierta el camino de vuelta si los peligros acechaban de repente. Aquella marca era garantía de supervivencia en caso de necesidad.Al salir del túnel se dio cuenta de que el suelo estaba inclinado, hacía una pendiente. Desde allí logró adivinar el espacio que le rodeaba. Tanto el techo como la pared izquierda se ocultaban tras las sombras; aquel foco de luz casi mortecino, provenía de unas vidrieras laterales a la derecha: unos enormes ventanales góticos con varios maineles y multitud de nervios de granito, caliza y gneis. Al mirar al frente pudo ver el ritmo de los gigantescos arbotantes que se apoyaban a su izquierda sobre contrafuertes rematados por pináculos de piedra labrada. El suelo era una cubierta de zinc de piezas engatilladas, y bastante resbaladizo. También pudo distinguir las canalizaciones de agua que acababan en pavorosas gárgolas de piedra. Avanzó pegado a la pared derecha, asiéndose, cuando podía, a las nervaduras góticas de aquella fantástica arquitectura. No se atrevió a romper ninguna de las vidrieras emplomadas que iluminaban su camino entre las sombras que se proyectaban a la vez. Sus extraños dibujos de unicornios, grifos y caballeros le parecían fascinantes. Tras pasar bajo el cuarto arbotante descubrió una vidriera rota y pudo asomarse al interior de aquel extraño edificio. El espectáculo lo dejó maravillado.La nave central, de enorme altura, estaba rematada en una compleja bóveda de crucería, iluminada por multitud de fuegos fatuos (ignus fatuus) que bailaban sobre centenares de tumbas abiertas, probablemente por saqueadores de tesoros. Aquellas luces tenues como candelillas no necesitaban soporte alguno y revoloteaban, subían y bajaban en el aire en una danza errática y macabra sobre los cadáveres de los antiguos reyes; eran las auténticas danzas de la muerte que con ese nombre pasarían a la historia de la literatura medieval que tan bien conocía J.R.R. Tolkien.Desde el arbotante cercano a aquella ventana había una cuerda atada cuyo borde casi alcanzaba al triforio. Comprobó la resistencia de la cuerda y se dio cuenta de que era una pieza de cáñamo de torpe factura, pero muy resistente y bien anudada. Si tenía sumo cuidado, podría llegar hasta el triforio pero, por desgracia, no podría atársela a sí mismo. Se arriesgaba, si se rompía o deshacía el nudo, a caer desde una altura de más de treinta metros. Buscó otra solución: ató el zurrón a un extremo de la cuerda y lo descolgó suavemente. No sin miedo, se agarró a la cuerda y comenzó a descender. Sus manos, blanquecinas, por la fuerza que estaba desarrollando para mantener el peso de su cuerpo suspendido, y ensangrentadas, por el roce abrasivo de su piel contra la cuerda, le hicieron gemir de dolor. Al llegar al extremo, dio un impulso y pudo alcanzar con los pies el mainel de la ventana del triforio, al que se enganchó con la agilidad de un acróbata. Haciendo una pirueta, soltó las manos de aquella maroma y se sujetó fuertemente a las molduras. Con gran facilidad entró al interior de la galería que se orientaba hacia la nave. Estaba sudando y las manos le sangraban por los desgarros de la piel.XXIIAvanzó por el triforio hasta que encontró una puerta con tres arcos, también, cerrada. En esta ocasión decidió usar la llave maestra y pisó el último descansillo de una escalera que descendía hasta la mitad de la nave lateral, donde pudo contemplar un auténtico mausoleo, la cripta, en todo su esplendor, donde aparecían las tumbas profanadas de los reyes y altos funcionarios de su corte. Se apreciaba que ilustres maestros habían trabajado las esculturas de los sarcófagos, pero muy pocas permanecían íntegras; destacaban por su perfección las alegorías del amanecer y de la oscuridad, de la noche y del día y el grupo de Varda y Manwë, vigilantes de la Tierra Media.Aquellos monumentos funerarios, de materiales preciosos: jaspes, mármoles, alabastros…presentaban, por fuera, hermosas esculturas, perfectamente cinceladas en piedra. Las más primitivas eran toscos bajorrelieves con escudos heráldicos. Las más elaboradas eran hermosas tumbas de cama labradas en piezas de mármol, con blasones y escrituras de fastuosas letras y runas que no lograba comprender; figuras yacentes que parecían dormir sobre lechos de mármol, con espadas entre las manos y vestidas con sus mejores galas. Pero, todas sin excepción, guardaban huesos secos, calaveras desprendidas de los esqueletos o momias amortajadas con telas gastadas, de colores desvaídos, que alguna vez debieron de ser espléndidas: antiguas sedas, terciopelos y tafetanes ya deteriorados y apolillados por el paso del tiempo.Caminó hasta llegar a la girola. En el frente había una puerta de bronce labrada cerrada con llave. Usó la que le había dado el mago y la puerta se abrió de par en par. Encontró allí una sala repleta de tesoros, en cuyo fondo se abrían otras puertas de bronce: se podían ver multitud de piezas de oro, plata y cobre; millares de monedas de diversa factura y épocas; multitud de diamantes, zafiros, rubíes, esmeraldas, alejandrinas, turquesas, aguamarinas, lapislázuli, malaquitas, jades… cientos de objetos labrados en plata, oro y marfil aparecían por todos los rincones de aquella: cuencos, jarros, cálices, olifantes, estatuillas de diversas variedades y cientos y cientos de armas y armaduras, algunas de plata de Moria: espadas, dagas, segures, lanzas, arcos y flechas, cotas de malla, corazas, yelmos empenachados de plumas majestuosas, coletos de cuero repujado, grebas y brazales, estandartes de ricas telas cosidas con hilos de plata y oro, etc. El mendigo le puso el nombre de La Sala del Tesoro y de las Armas.Al contemplar todas aquellas riquezas y obras de arte, se vio tentado a guardarse algunas de aquellas piezas, pero descartó su mal pensamiento, puesto que la carga, por ligera que fuera, le dificultaría llegar hasta el escondrijo donde estaban, con toda seguridad, depositada la puesta de las águilas. En esos momentos, su objetivo no era enriquecerse, sino salvar una especie en extinción; además había oído leyendas sobre la existencia de tesoros encantados en los antiguos mausoleos de reyes y magnates cuyos saqueadores fueron víctimas de alguna maldición personal o familiar, a veces étnica porque afectó hasta sus descendientes. Al recordar el dicho popular “parece que le ha caído la maldición”, una fuerza interior le sirvió también de freno para no caer en tal obscenidad e ignominiosa bajeza; sin saber muy bien por qué le vino a su memoria la sentencia No la hagas y no la temerás que siempre les repetía sabiamente el Señor de la Ciudad del Valle, Bardo III, uno de los gobernantes más justo y magnánimo que administró aquel burgo.Siguió avanzando hasta el final de la sala. En la cabecera había unas puertas de bronce con un bajorrelieve en el que aparecían cincelados dos fastuosos ciervos bebiendo de una fuente. Al tocar las puertas, unas líneas de plata refulgieron y apareció el trazado de unas runas o letras élficas, que parecían nieladas sobre la superficie de la puerta, ocultas de otra manera a la vista.XXIIIÉl no conocía la lengua de los elfos, pero sorprendentemente, entendió todo lo que querían transmitir las runas. La escritura venía a decir esto:“Desde Oriente a Occidente, un León Ungido vendrá a salvar al Hombre y a la Naturaleza de las garras del Dragón. Cuando los elfos hayan partido de la Tierra Media, y los enanos vuelvan a ser expulsados del Reino bajo la montaña, el Gran Rey enviará sirvientes a los cuatro puntos cardinales para expulsar a todo dragón de la faz de la Tierra. Tal fue su promesa echa antaño y el Rey cumplirá con sus súbditos.”Con mucha fuerza, tuvo que empujar las puertas que no resistieron el embate y se abrieron de par en par. Lo que allí se ocultaba era una excavación en la roca viva que semejaba una forma de enterramiento de las más antiguas. El explorador del castillo, movido por la curiosidad, penetró en la tumba, sin embargo no encontró nada, ni huesos, ni calaveras, ni telas desgastadas. Se arrodilló y tocó con las manos el lugar donde debía de estar depositado el cadáver, éste estaba vacío.Una luz blanca resplandeciente y cegadora le deslumbró. Cerró los ojos y cuando los abrió de nuevo, vio a un hombre, vestido de blanco, con los atributos del Rey Verdadero, por la Majestad Serena que reflejaban sus facciones. Era un hombre de cabello largo y prominente barba, de rostro hermoso y grandioso porte. Estaba sentado en un soberbio trono de madera de roble taraceada y esculpida con hermosos dibujos de leones, palomas y rosas heráldicas. El hombre de la ciudad de Valle se quedo perplejo. Sintió, en ese momento, una extraña paz tan grande, tan grande, que no hay palabra humana capaz de describirla. Esa paz le nacía desde el corazón, lo inundaba el pecho y se le subía a la cabeza como un buen vaso de vino. Entonces comenzó a llorar. Lloraba, lloraba y lloraba y se sentía liviano como una pluma de águila; feliz, muy feliz. Y comenzó a reírse. No quería abandonar aquel lugar, y tenía ganas de cantar, bailar y brincar. El Rey le habló. Mantuvo una larga conversación de la que apenas recordaba algo, salvo su figura prodigiosa y las últimas frases que pronunció porque en ellas se guardaba el secreto donde se le desvelaba el lugar del castillo en el que se encontraban escondidos los huevos de aquella pareja de águilas. También recordaba con nitidez su última exhortación:“Cuando te enfrentes al dragón no temas, porque yo estaré contigo.”Terminada su alocución, el Rey hizo un gesto con una mano y de súbito se hizo presente un caballero de los de Caballerías, que con una espada de acero en su mano, hizo que el mendigo de la Ciudad del Valle se arrodillase. Por tres veces se la puso sobre los hombros de forma alternativa, mientras la empuñadura de aquella brillante espada emitía fulgores resplandecientes a causa de doce granates, un diamante rojo y doce rubíes que simbolizaban la sangre que el Rey y sus seguidores habían derramado en las grandes batallas de las que habían salido victoriosos:-Haz el bien y no el mal. Di siempre la verdad aunque eso te comprometa. Ama a tu Señor por encima de todas las cosas y sírvelo, única y exclusivamente a él hasta la muerte. Sé humilde de corazón y estima a los demás como más dignos que tú, aunque no sean nobles ni caballeros. Servir al verdadero Rey implica servir a todo hombre que tenga necesidad de ti. A cambio tendrás derecho a la protección de tu Señor contra tus Enemigos y serás verdaderamente Libre. Ésta es la alianza que el Rey establece contigo.Entonces le dio una copa y le dijo:-¡Bebe…!El hombre bebió de la copa hasta apurarla y sintió un hormigueo vivificante que le recorrió todo el cuerpo desde la cabeza hasta los pies. Entonces se quedó de rodillas y cerró los ojos.Cuando abrió los ojos de nuevo, la tumba estaba vacía, sólo a sus pies encontró la empuñadura de una espada partida en la que aún se conservaba un trozo bien afilado de su hoja. Este hecho no dejó de sorprenderle y se dijo a sí mismo que descubriría la desconocida historia y la causa de aquel extraño regalo.Desde entonces aquel mendigo, raptado por el águila, quedó convertido en caballero de las caballerías andantes y pasó a la leyenda con el sobrenombre de El Caballero del Castillo de la Puerta de los Siete Candados, antes conocido por El Mendigo de la Ciudad de Valle.Al salir del sepulcro vacío la Sala del Tesoro y de las Armas se había transformado en la Sala de la Porquería y de la Herrumbre. Los fastuosos objetos que vio al entrar eran ahora sencillamente armas y armaduras oxidadas, telas podridas, estatuillas desgastadas y carcomidas, metales pobres y herrumbrosos, etc.Cuando salió de allí, ya quedó grabado en su mente el lugar y el camino que tendría que seguir hasta conseguir su objetivo. Empezó a moverse con cierta soltura por aquellos interiores y, al fin, escuchó los ecos de una siniestra canción de la que apenas comprendía la letra. Pero a medida que se iba acercando a aquel terreno ignoto donde se estaba celebrando aquel aquelarre escandaloso y macabro, reconoció que las voces y los cantos, por terroríficos, eran de los trasgos. Batían palmas y saltaban contra las baldosas oyendo como sus pies planos, al golpear el suelo, producían un sonido semejante a los porrazos secos, como si alguien estuviera apaleando con una tabla la encimera de hierro de una gran mesa. Al mismo tiempo se escuchaban carcajadas y los chasquidos de los látigos que usaban contra todo bicho viviente.Los trasgos, cuando hacían prisioneros, los ataban las manos a la espalda con pesadas cadenas y los arrastraban hasta dejarlos moribundos por los golpes que, a su vez, iban recibiendo sus víctimas. Sus ocurrencias eran crueles, nada ingeniosas y las usaban siempre con el ánimo de fastidiarlas y humillarlas.Eran seres sucios de cuerpo y de alma, que desprendían aromas nauseabundos. Vivían en cuevas insalubres, mal ventiladas y llenas de desperdicios. Se desconocían los motivos por los que un grupo de estos seres inmundos se habían instalado en aquella sala del Castillo de la Puerta de los Siete Candados.[...]
Para leer la segunda parte del relato pinchad aquí.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Sobre mí


Esta es una encuesta absurda que me enviaron por internet y que ahora cuelgo para que sepan un poco más de mí
NOMBRE: Francisco Javier
APODOS: Teno
COMIDA PREFERIDA: La tortilla de patatas. El jamón serrano. El salmón ahumado. El melón. Si son buenos, claro.
COLOR PREFERIDO: Parafraseando a Delacroix: la belleza de un color depende de los colores que lo rodeen.
BEBIDA FAVORITA: Agua de limón (sin alcohol; de ésa que solo son limones, agua y azucar).
UNA ALMOHADA O DOS?: dos
EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO?: Siempre depende de tu estado de ánimo, si es un buen día medio lleno.
PELICULA FAVORITA: Tengo muy abandonado el tema del cine. Pero si hay que rellenar el apartado, de mis años peliculeros reseño:Antiguas: El maquinista de la general (Keaton), El hombre de la camara (Vertov) Con faldas y a lo loco, El Apartamento, Testigo de Cargo; Un, dos, tres; Primera Plana (Billy Wilder), Casablanca (Curtis) La noche del cazador (Laughton), Con la muerte en los talones (Hitchcock); Qué ruina de función (Peter Bogdanovich), La gata sobre el tejado de cinc (Brooks, me parece), El padrino, la trilogía (Copola), Yojimbo, Los 7 samurais (Kurosawa), El golpe (Hill, me parece), etc.Actuales (de los 80 para hacia adelante): La chaqueta metálica (Kubrick), La lista de Schidler (Spielberg), Ciudad de Dios (Meirelles), Matrix (sólo la primera), Animatrix, El sexto sentido (Shyamalan), Sin Perdón (Eastwood), etc.No es cine de antología, pero la película "Como Dios" me hizo mucha gracia.
MUSICA FAVORITA: Me gusta un poco de todo. Ultimamente me he aficionado a la música cristiana.
Música culta: Mozart (Requiem), Chopin (Estudios), Beethoven (Claro de luna), etc
HOBBIES: Mis antiguas aficiones: películas, literatura, juegos de rol, un poco los comics y el manga, viajar, visitar lugares viejos (castillos, ruinas industriales) o edificios con cierta calidad arquitectónica, contemplar paisajes alucinantes, las estrellas, los árboles grandes (las secuollas del palacio de la granja, en Segovia, son increíbles). Paseos nocturnos a la deriva...
PALABRAS O FRASES QUE MAS DIGAS: ...
COCHE IDEAL: uno lleno de amigos y con un buen radiocasette.
PASTA DENTRIFICA PREFERIDA: No me fijo.
SABOR DE HELADO PREFERIDO: Limón.
ZAPATILLAS PREFERIDAS?: Las pantuflas gordas y mullidas que usas en invierno para estar por casa.Las botas que por estar tan usadas se han adaptado al pie..
PERFUME PREFERIDO?: Ummm, el que llevaba una chica brasileña que estuvo viviendo en mi casa de la resi (cuando una chica huele bien...Hay olores que despiertan recuerdos)¡Ah, para usar yo! Uno de esos de hombre de 50 euros el frasco...
ALGUNA VEZ NADASTE DESNUDO? ¿eh?
TE EMBORRACHASTE ALGUNA VEZ?: Esa es una pregunta indiscreta.
TE BURLAS DE LA GENTE?: Las pocas veces que lo suelo hacer suele ser sin malicia; o porque me he picado con la persona en cuestión.
HORA A LA QUE TE DUERMES? Puff ¡tengo un caos horario...!
AMASTE TANTO COMO PARA LLORAR?: sí. Todo el mundo ama así alguna vez.
CANCION FAVORITA?:
Popular: cada época tiene una, por ejemplo cuando entré en la universidad Loosing my religion de REM, en otra época "la flaca" y "el lado oscuro" de Jarabe de Palo,etc.Culta: Caruso, del albúm tutto Pavarotti. El aria Nessun Dorma de Turandot (Puccini),
DEPORTE FAVORITO PARA VER?: Patinaje artístico. Ajedrez. Esgrima antigua.
LO MÁS PENOSO?:
-Lo que me separa de Dios
-El egoísmo que a veces me consume.
-La soberbia (propia o ajena)
-Tener que soportar que hablen mal de otra persona cuando no está presente
-Haber hecho daño a alguien y darte cuenta de que no puedes arreglarlo.
-Tratar con una persona que es un mundo diferente a ti y no saber de que hablar.
DIA FESTIVO FAVORITO: Pentecostés ;)
COLECCIONAS ALGO?: coleccionaba (ahora lo he dejado) monedas, billetes, minerales, sellos.
QUE FOBIAS TIENES?: no tengo fobias, tengo paranoias...
LUGAR AL QUE TE GUSTARIA IR:
Religiosos: Por este orden, Tierra Santa, Medjugorje, Lourdes, Fátima.
Exóticos: Turquía, Egipto y la India.Por el contenido mítico: Krak des Chevaliers en Siria. La ciudad de Petra. La tumba de Qsi Huan Ti en Xi An, China. La gran muralla China. Las pirámides de Egipto. La capadocia en Turquía. Las iglesias enterradas de Etiopía.
Para vivir una temporadita: Inglaterra, Irlanda, EE. UU, Alemania, Japón.
Con minuciosidad, por una cuestión artistico- cultural: Italia, Francia, España y Portugal y bastante del Reino Unido a fondo (con esto tengo suficiente).Para visitar parajes naturales: Noruega, Finlandia, Suecia, Canada, Brasil, regresar a Venezuela y el polo norte o el polo sur.
LO PRIMERO QUE HACES POR LA MAÑANA CUANDO TE DESPIERTAS?Abrazarme a la almohada ("cinco minutos más, tengo mucho sueño")
PROGRAMA DE TELEVISION FAVORITO?: Últimamente casi no veo la tele.
QUE TE GUSTARIA HACER EN LA VIDA?: La voluntad de Dios.
QUE ESTACION DEL AÑO TE GUSTA MAS?: cada una tiene su encanto.
A QUÉ LUGAR IRÍAS DE VACACIONES?: De vacaciones, que no de viaje: me gustaría vivir inserto en medio de un bosque noruego o canadiense, donde la civilicación humana más cercana estuviera a, al menos,500 kms de distancia, con una pequeña comunidad cristiana (carismática preferiblemente) mixta (medio española, medio sueca), con unas 40 ó 50 personas, que en invierno se quedase aislado por la nieve, y que además quedase cerca de unas ruinas vikingas no turísticas, por lo inaccesible, con grandes piedras grabadas con runas y los restos de un poblado medieval con iglesia y castillo. Con esta escenografía y, sobretodo, con el Señor en el corazón, serían las mejores vacaciones de mi vida. Pasaría allí tres años, por lo menos.
TE IRÍAS A VIVIR A OTRO PAÍS O LUGAR?: sí.
FRÍO O CALOR? mmm. templado.
CARTA O E-MAIL: recibir cartas, escribir emilios
PERSONA QUE EXTRAÑAS: [...]DESCRÍBETE EN TRES PALABRAS: AMO A CRISTO. Es lo mejor de mí.
ME DESAGRADAN LAS PERSONAS:Las personas no me desagradan, me desagradan las actitudes.
Que una persona se meta con otra que es más débil.
Que hablen mal de otros cuando estos no están presentes.
ME DA(N) ASCO?: las cucarachas, pero no me importa pisarlas, simplemente me dan asco. Tuve una mala experiencia en un albergue de Marruecos, las cucarachas pululaban por doquier. Nuestra habitación comunal lindaba, pared con pared, con el baño (donde habían cortado el agua) y olía que apestaba. Había un agujero por donde entraban las cucarachas y se paseaban por toda la habitación sin respetar el espacio vital. (Yo me reía, hasta que se subieron a mi cama CUANDO YO ESTABA SENTADO EN ELLA). Pasé una noche muy incómoda y desde entonces me dan asco.También en mi residencia, cuando hubo invasión (y no habían fumigado, que llegamos a matar unas cuarenta y tantas en mi casa) encontré una en el pantalón de mi pijama al meter el pie, fue una experiencia bastante desagradable.
QUIEN ES TU AMOR PLATONICO: Cristo.
PERSONA A LA QUE ODIAS O NO QUIERES: [...] Existe alguna persona por la que siento una extraña relación de amor-odio; pero en general no odio a nadie...
CHUCHES PREFERIDAS: sugus, gominolas.
EQUIPO DE FÚTBOL: No veo fútbol, pero si es una cuestión de etiquetas:El Valencia (antes era el Madrid; pero desde que fichó a Beckham se me quitaron las ganas).
ASIGNATURA PREFERIDA: Historia del cine, Composición arquitectónica.
HAS VISTO ALGUNA TELENOVELA: No
PERSONA QUE ADMIRAS?: El león de la tribu de Judá.
ALMOHADA O COJIN: almohada
QUE ES LO QUE NUNCA DICES PERO SIEMPRE PIENSAS: si no lo digo nunca ¿por qué lo voy a escribir ahora?CIENCIAS O LETRAS: puff, pues ya no sé que pensar, estoy esquizofrénico perdido...
QUE TE MOLESTA DE TI MISMO: ser un poco pedante y ser demasiado orgulloso, vanidoso e incluso soberbio. Pensar demasiado en mi mismo y no en los demás.
EL BESO IDEAL: el casto y mesurado que me dan en la mejilla. Hoy por hoy prefiero abrazos.
CUENTO PREFERIDO: mmmm..., interesante pregunta, ahora tengo otros intereses, pero si miramos hacia atrás:De niños: Momo, El ponche de los deseos, La historia interminable (Ende), El Hobbit (Tolkien), Las crónicas de Narnia (Lewis), El principito, etc.De adultos: Muchos de Borges, la enumeración sería demasiado larga, "la guerra del tiempo" y "semejante a la noche" (Carpentier), el Señor de los Anillos (Tolkien), el Unicornio, Bomarzo(Manuel Mujica Lainez), Cien años de soledad (Gabriel García Márquez) , la trilogía de Alexandros (Valerio Máximo Manfredi), los libros del capitán Alatriste (Pérez Reverte), El Nombre de la Rosa (Eco), El Perfume (Süskind), etc.
MEDIO DE TRANSPORTE: Avión y cuanto más lejos, mejor.

jueves, 7 de junio de 2007





Consagro este blog al arcángel San Miguel.

Sancte Michael Archangele, defende nos in proelio; contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute in infernum detrude. Amen.